Que ver y que hacer en Portugal en 7 días, desde Oporto al Algarve, pasando por su capital, Lisboa
Que ver en Portugal en una semana
Si estáis pensando en realizar unas vacaciones a Portugal y no sabéis muy bien por donde empezar este es vuestro post. Una semana recorriendo Portugal de norte a sur, desde Oporto al Algarve, pasando por su capital Lisboa y la Venecia portuguesa Aveiro. Descubriendo y disfrutando de acantilados y largas playas del salvaje Atlántico, pero también relajándose y disfrutando de las tranquilas aguas del Algarve portugués. Visitando los monumentos y edificios emblemáticos de las ciudades más importantes de Portugal y disfrutando de pequeños pueblos alejados de la masificación turística. Haciendo deporte y disfrutando de la naturaleza. En resumidas cuentas, exprimiendo Portugal en una Semana.
Lo primero de todo es aclararos y ayudaros respecto a una duda que me surgió a mi personalmente cuando decidí realizar este viaje. Para hacer un viaje de estas características estaba claro que íbamos a necesitar hacer muchos kms. Planificando rutas y más adelante leyendo por internet, nos dimos cuenta de que el sistema de carreteras de Portugal no es lo bueno que debiera ser y prácticamente te ves obligado a utilizar su red de autopistas, puesto que en algunos casos puede hasta duplicarse el tiempo del trayecto. El problema surge cuando te das cuenta de que el sistema de pago o peajes de las autopistas en Portugal es un poco extraño. Por un lado tenemos los peajes tradiciones con barrera, donde podrás pagar con tarjeta o en metálico sin ningún problema. Pero después existen otras autopistas donde en ningún momento te encuentras estos peajes. En cambio, te encuentras cada ciertos kms unos pórticos llenos de cámaras, que al atravesarlos un sistema telemático te va cobrando unos pocos céntimos cada vez. Si bien los coches portugueses tienen en su interior un dispositivo que les ayuda a realizar este trámite, los coches extranjeros que vayamos a Portugal no disponemos de él. Existen diferentes métodos para poder realizar estos pagos, tarjetas de prepago, alquiler de dispositivos para esos días, o incluso alquilando un coche Portugués allí. Nuestra primera intención fue realizar el pago de alguna de las maneras. Si bien todo son dificultades y se hace casi imposible llevarlo a cabo. Leyendo en multitud de foros y diferentes páginas te encuentras que mucha gente va a Portugal sin realizar estos trámites. Así que finalmente decidimos hacer el viaje olvidándonos de estos peajes, y hoy, un año después, puedo afirmar que fue una gran opción, puesto que en ningún momento nos ha llegado ninguna carta reclamándome el pago ni nada por el estilo. De todos modos, si sois capaces de haceros con un método de pago y así ir más tranquilos no lo dudéis. Y después no os asustéis con las señales que hay cada pocos kms ya que no suman una cantidad muy importante. Yo fui anotando todos los gastos de la autopista y me salieron 43€ de gastos en peajes tradicionales y tan solo 20€ sumando el total de los peajes telemáticos. Los dos desembolsos más importantes fueron desde Aveiro a Lisboa que fueron 17€ y del sur de Lisboa al Algarve que fueron 20€.
Y explicado este punto, ahora sí paso a detallar los mejores rincones y mis recomendaciones sobre qué ver en cada uno de los lugares que visitamos.
Tras 3h y 300 km de viaje llegamos a Oporto, la segunda ciudad más grande de Portugal. Oporto tiene un encanto especial. Solo hace falta pasear por la orilla del Duero y perderse por las callejuelas del barrio que lo rodea, la Ribeira, para ver que se trata de una ciudad diferente. Entre las mejores cosas que puedes ver y hacer en Oporto yo destacaría estas:
Tras pasar la mañana y buena parte de la tarde en Oporto, ponemos rumbo al sur, con destino al camping de Costa Nova. Un camping tranquilo, situado en la costa Nova como bien dice su nombre, y con acceso privado a una larga playa en la que poder disfrutar de un enfurecido oleaje, alejados de las multitudes de otras playas. Así pues, montamos nuestra tienda de campaña y aprovechamos lo que quedaba de día para disfrutar de su bonita playa.
Si hay algo que nos llamó mucho la atención y que recomiendo sin duda visitar, es el pueblo de Costa Nova. Un particular pueblo de pescadores, situado entre el océano Atlántico y la ría de Aveiro, que se caracteriza por su casas pintadas a rayas de muy diversos colores conocidas como "Palheiros". Sin duda pasear por su paseo marítimo y perderse por sus calles fue una bonita experiencia para comenzar el día.
Nuestra siguiente parada fue visitar la conocida Venecia portuguesa: Aveiro. Si a mí particularmente algo me defraudó en este viaje, esto fue Aveiro. Siempre había tenido ganas de visitar esta ciudad, pero a mi particularmente no me da más. Aveiro es muy conocido por sus canales y los "moliceiros" o góndolas que surcan sus aguas. Si bien no creo que merezca la pena pagar los 8€ que cuestan. En mi opinión es una ciudad que puedes recorrer perfectamente andando por los paseos que hay rodeando a los canales. Un edificio que sí merece la pena visitar es su estación de tren, la cual está decorada con hermosas pinturas sobre los característicos azulejos portugueses.
Y sin prisa, pero sin pausa, ponemos rumbo sur con destino a la capital, Lisboa. Tras 2h 30' y más de 250 km de autovía llegamos a la archiconocida capital. Lisboa es una ciudad a la que me tocará volver de nuevo algún día. Sin duda se trata de una ciudad con muchas cosas que visitar, pero que esta ocasión la tomamos como un lugar de paso. Nuestro mayor problema fue aparcar. Así como no tuvimos ningún problema para aparcar en Oporto, en Lisboa pudimos estar cerca de una hora buscando aparcamiento para finalmente meterlo en un parking subterráneo de pago puesto que no había forma de encontrar un hueco en la ciudad. Mi recomendación es que si visitas Lisboa en un solo día, vayas directamente a estos aparcamientos si no quieres perder la mañana entera aparcando.
Tras este pequeño entretiempo, emprendimos nuestro pequeño tour por la ciudad. Aparcamos justo debajo de un hotel muy singular, llamado Vip Executive Éden, que si tienes un momento te recomiendo que busques por internet. Pasando por la praça Dom Pedro IV, cogimos la Rua Augusta hasta llegar a su final, al famoso Arco de la Rua Augusta. Se trata de una calle peatonal, con mucho comercio y muy agradable para dar un paseo. A medio camino, podrás ver en una de las calles que sale a tu derecha el elevador de Santa Justa, un curioso ascensor que servía en su tiempo para comunicar el barrio alto y el bajo de la ciudad, pero que a día de hoy se ha convertido en uno de los miradores más importantes de Lisboa. Tras pasar el Arco de la Rua Augusta se abre hacia el final del río Tajo una de las grandes plazas de la ciudad llamada la plaza del comercio. Al final de esta hay unas pequeñas escaleras hacia la ría, donde poder descansar los pies dentro del agua y disfrutar de las fantásticas vistas que nos brinda este rincón de la ciudad. A lo lejos podemos admirar el Golden Gate europeo, el Puente 25 de Abril, el puente colgante más grande de Europa; y la majestuosa estatua del Cristo Redentor en su versión portuguesa, el Cristo Rei. Así que tras este pequeño tour, volvimos a por nuestro coche, y pasando por la famosa Avenida da Liberdade, nos pusimos nuevamente rumbo al sur, para pasar nuestra segunda noche, esta vez en el camping Campimeco, situado a 50 minutos y 45 km al sur de Lisboa.
Sin duda Campimeco me enamoró. La zona de acampada enclavada en un pinar con vistas a la playa y el sol poniéndose en el horizonte, son de esas imágenes que nunca se me olvidarán. Antes de esto disfrutamos de la playa de las Bicas, situada a unos minutos andando del camping y que cautiva nada más verla.
El tercer día aprovechamos la mañana para hacer una pequeña ruta por el Parque natural de Arrábida, situado a unos pocos kms del camping. Una ruta de senderismo de unos pocos kms, que se complicó sobremanera por la abundante vegetación, para finalmente llegar a unos increíbles acantilados, lejos de toda civilización, en los que poder descansar y disfrutar de las impresionantes vistas.
Una vez terminada la ruta, cogimos el coche de nuevo para ir a Sesimbra, un pequeño pueblo residencial con una gran playa de aguas tranquilas. Recuperamos fuerzas en su playa y comimos en uno de los varios restaurantes que hay a lo largo del paseo marítimo, para poco después poner rumbo de vuelta a la playa de nuestro camping que tanto nos gustó.
Desmontamos la tienda y le decimos adiós a nuestro querido Campimeco para dirigirnos hacia al sur de Portugal, hacia el Algarve. 3 horas y casi 300km de viaje para alcanzar el que sería nuestro tercer y último camping, el camping Alvor. Si bien este fue el más feo de los tres, estaba situado en una posición estratégica en el medio de los lugares que visitaremos más adelante.
Esa misma tarde cogimos el coche y nos acercamos a una de las playas más emblemáticas y famosas de Portugal, la Playa da Marinha. Está considerada una de las 10 playas más bellas de Europa y sin duda esto es así. Nada más bajar por sus numerosas escaleras de madera, alcanzas una pequeña playa, rodeada de acantilados que te enamoran a primera vista. Una cosa a tener en cuenta es que se trata de una playa muy conocida, por lo tanto, si quieres tener un hueco donde poner tu toalla, evita si puedes el mes de Agosto y hora punta. A diferencia de las playas del oeste Portugues, largas e infinitas, con poquita gente y grandes oleajes, las playas del Algarve se caracterizan por todo lo contrario. Playas pequeñas, entre acantilados, con una gran afluencia de gente y con aguas tranquilas como las de una piscina, sin oleaje ni mareas. Sin duda es otra clase de encanto. Pero lo tiene, y mucho.
Si atraviesas la playa y te diriges al final de esta, podrás alcanzar a ver el famoso puente natural de doble arco que adorna todas las postales de Portugal. También al principio de la playa, puedes acceder mediante un túnel a través de la roca a una pequeña playa conocida como la playa do Buraco.
En nuestro quinto día nos dirigimos a la playa de Benagil, otra de las muchas playas características del Algarve portugués. Si en la playa da Marinha había un entramado de caminos a modo de aparcamiento en los que poder aparcar sin muchos problemas, en la playa de Benagil te recomiendo que vayas muy temprano. Se encuentra al final de una carretera, la cual se llena de coches en muy poco tiempo. Nosotros eso hicimos y no tuvimos problema para aparcar. Antes de ni siquiera meternos en el mar, aprovechamos para realizar parte de una muy recomendable ruta por la costa del Algarve entre las playas da Marinha y Carvoeiro. Nosotros hicimos el tramo que va entre la playa de Benagil y la playa da Marinha. Un sendero muy bien señalizado y totalmente recomendable para recorrer andando o corriendo, apto para cualquier persona, y repito, muy recomendable por las increíbles vistas de los acantilados, cuevas, grutas y playas inaccesibles que ves durantes todo el recorrido.
Tras este pequeño entrenamiento del día, nada mejor que relajarnos en la playa de Benagil dándonos un chapuzón y haciendo tiempo para disfrutar de un tour en lancha motora que se puede coger en esta playa y que te lleva por toda la costa de Algarve. Quizás es un poquito caro el servicio (20€/adulto), pero de verdad que merece la pena. Una vuelta de una hora por todas las cuevas y grutas de la costa que te dejaran sin habla. Antes de irnos, aprovechando las tranquilas aguas, fui nadando desde la playa de Benagil hasta el Algar de Benagil, situado a unos 100m a nado, y que sin duda se trata de uno de los sitios más alucinantes de toda la costa Portuguesa y uno de los lugares con más encanto a nivel mundial. Se trata de una inmensa cueva natural, con un gran oculo en la zona superior y una playa en su interior. Sin duda se trata de una visita obligada, a la que solo podrás acceder nadando o en alguna colchoneta o pequeña barca. Como es lógico, con el tour a lancha motora también entrarás en dos ocasiones a verla pero sin oportunidad para bajarte y disfrutarla desde dentro.
Esa noche aprovechamos para pasear por el paseo marítimo de Portimao, una de las ciudades más importantes del Algarve y que nos queda cerquita del camping. Se trata de un paseo muy turístico, con una gran cantidad de bares y restaurantes donde poder cenar.
En esta ocasión cogimos el coche rumbo oeste, para visitar la ciudad de Lagos y uno de sus encantos naturales, la Ponta da Piedade. Conjunto de acantilados areniscos erosionados por la fuerza del mar, que forman un increíble entramado de túneles, arcos y grutas dignos de admirar. Después nos desplazamos hacia la playa do Camilo, que queda a unos pocos minutos de este y que se trata de otra pequeña playa con encanto del Algarve occidental. Después nos dirigimos hacia Lagos para comer. Lagos es la típica ciudad portuguesa de casas blancas y suelo empedrado con mosaicos de colores, que tiene un encanto especial. Se trata de una de las ciudades más turísticas y bulliciosas del oeste del Algarve, por lo que no tendrás problemas para encontrar algún sitio donde poder comer o comprar algún recuerdo.
Para finalizar el día cogimos el coche rumbo al cabo de San Vicente, punto más al occidente de la península, donde reside su faro y una pequeña fortaleza. Se dice que es uno de los sitios más bellos donde admirar la puesta de Sol. Nosotros no tuvimos la oportunidad, ya que tras un tiempo en el cabo y unas cuantas fotos, nos dirigimos a una playa cercana, la playa de Beliche. Esta playa tiene un poco una mezcla entre los dos tipos de playas comentados. Por un lado es una playa grande y sin grandes multitudes, pero por otro lado está entre barrancos de areniscas y un mar bastante tranquilo. Es una playa genial para descansar y disfrutar del mar.
En nuestro último día decidimos ir hacia playa do Barril, una playa situada cerca de Tavira, que quedaba a una hora de camino desde nuestro camping en dirección a España. Se trata de una playa infinita situada en la isla de Tavira, en la que puedes acceder a través del poblado Pedras d'el Rei, cogiendo un pequeño tren turístico o bien haciendo el mismo trayecto andando. El trayecto acaba en una zona con restaurantes y vestuarios donde poder cambiarte si quieres. También en esa misma zona, se sitúa el cementerio de las anclas, o cemitério das Âncoras, que conmemoran el tiempo en el que allí los habitantes de la zona pescaban gracias a esas anclas atunes.
Y hasta aquí fue todo. Espero que os haya gustado y espero que os sirva de ayuda si estáis pensando en ir a Portugal a pasar unos días. Sin duda os lo recomiendo y sé de primera mano que os encantará. Por mi parte espero volver algún día y recorrer todos aquellos rincones mágicos que seguro me quedaron por ver.